Del 3 al 28 de febrero 2023
Hacia una estética conceptual del desnudo

La exposición presentada en EKA&MOORART GALLERY conforma una selección de fotografías proveniente de la colección “CLAROSCURO”. Concebí esta obra en 2009 y la componen un total de 66 imágenes, de las cuales se presentan en Madrid, por primera vez, esta nutrida muestra de lo que personifica mi noción de Estética Conceptual.
En mi labor artística ha prevalecido el estudio del desnudo femenino. Esto se debe a la atracción que sugiere múltiples posibilidades polisémicas y hermenéuticas de la anatomía de la mujer como forma de expresión. La sensibilidad humana convierte el cuerpo físico en un medio de comunicación artística. Mi percepción personal quiere dotar a la fotografía como medio estético para la realización de un lenguaje con idiosincrasia propia. Por ello es habitual en mi obra que posen modelos que se dedican a expresar sentimientos, emociones e incluso determinada belleza orientada a otros ámbitos de la expresión humana. Para mí han trabajado desde bailarinas clásicas hasta gimnastas rítmicas. Y en esta ocasión, en la realización de “CLAROSCURO” he contado con dos bailarinas de danza Butoh. Por tanto, ante nuestros ojos encontramos un lenguaje -el fotográfico-, vehiculando una forma de expresión -danzajaponesa-, imbuida de mi percepción artística-estética-, para la obtención del mensaje como autor -laslucesylassombras-.
Dos cuerpos conjuntados en una coreografía vital son capaces de sugerir belleza a la vez que producir recovecos existenciales. Lo que no se ve, lo que se sugiere y lo que se atenúa. Para ello he usado dos materiales. La luz como creadora de sombras y tela de gasa como piel de múltiples lecturas. El fotógrafo es ante todo un artesano de la luz. Y ese trabajo se produce en el momento de la realización de la fotografía. Se origina en una recreación, de estudio en este caso, con la que lejos de ser la luz la que modela el cuerpo, son ellas, las modelos bailarinas, las que forman las zonas oscuras producidas. Nunca se llega a ver/conocer el Todo. Siempre quedan claroscuros, como en la vida misma. Seguramente, el acceso total a la luz nos cegaría. Conviene que haya intermediarios. Con esta tela, a priori inocente y virgen en su capacidad de expresión, atisbo una piel con la que las modelos juegan. Al jugar, la frontera se vuelve lúdica y deja de ser una separación para devenir en la dermis estética que estará presente de varias maneras. Una, la más evidente, está ahí, marcando el contenido de cuerpos de mujer que forman parte de esa textura. Será la cámara fotográfica la que me permitirá convertir en escritura visual ese tejido. Sin embargo puedo provocar que la luz incida hasta diluir esa dermis conceptual en la piel de las bailarinas. Y ante la alquimia de la fotografía también consigo que incluso los pliegues de la tela aparezcan tal cual se ve, en una bella caída curvilínea que enmarca la estética. Los matices de las posibilidades son infinitos; esa hídondeentro como artista para acotar el espacio y provocar mi mensaje. Ese espacio lo doto de mucha libertad. Tengo la filosofía de que en la sesión para creación de obra artística, se produce una fusión de equipo en la que, a partir de mi idea, dejo confluir las exteriorizaciones de las modelos. Dentro del ámbito apostillado, ellas enriquecen mi percepción e incluso dotan la obra final de ese ligero aroma humano que escapa a la intención, no para contradecirla, sino para enriquecerla. Es evidente el axioma en el que ha de haber sintonía entre artista y modelos. Ahí se forma esa magia como ingrediente necesario para sublimar la obra; la diferencia entre arte con personalidad propia y lo que no lo es. Es decir, cuando la obra lleva algo de mí: mensaje y sensibilidad.
“CLAROSCURO” propone de esta manera una introspección estética a nuestras percepciones. Al cegador deslumbramiento antes comentado, se complementa la oscuridad total, tentadora, pero antesala de la nada, que es caer en el vacío opuesto a la luz: la ausencia de esta. Ambos límites (aquí sí que se establece un material discurso del mapa fotográfico) cartografían el movimiento de las modelos. Sus cuerpos expresan la sintomatología de una ambivalencia provocada por la luz. Soslayamos las fronteras del mapa fotográfico para sumergirnos en la introspección de nuestro físico. Esa exploración no se llega a ver del todo clara, pero tampoco sumida en la oscuridad. Siempre nos movemos en claroscuros, en la vida real y en la representada. Como artista recreo esa imagen y la convierto en palimpsesto visual. Ante la obra comienzo a leer la sensible transmisión de un baile en el que acabo por formar parte de él. Que en esa danza seamos proclives a la luz o a la sombra, depende de nosotros mismos. Quizás, conscientes o inconscientemente, seamos partícipes de la moldura que provoca la luz en nosotros. Intentemos ver más allá de las sombras. No tengamos miedo a la luz, pero tampoco a la carencia de esta como creadora de lo ausente. Somos seres llenos de matices en constante introspección.